España es famosa por la diversidad de sus paisajes peninsulares, pero también por su amplia gama de islas. Entre ellos, el Archipiélago Canario añade un toque exótico a la costa del país ibérico, ofreciendo a sus visitantes una escapada llena de contrastes entre tierras volcánicas, playas y fauna local.
Entre todas las islas, Gran Canaria es uno de los principales motivos de llegada masiva de turistas. Conocido como un «continente en miniatura», ofrece una asombrosa variedad de paisajes, que van desde vastas playas de arena dorada hasta montañas escarpadas y valles fértiles.
Las dunas de Maspalomas, un ecosistema único
Uno de sus principales activos es la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, un enclave de aproximadamente 400 hectáreas de un ecosistema único protegido desde 1987 por su importancia ecológica. Se encuentra situado en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, en la costa sur de la isla, cerca de populares arenales como Playa del Inglés.
El sistema dunar de Maspalomas está en constante movimiento, transformándose día tras día debido a la acción del viento. La arena que forma las dunas proviene en gran medida de fragmentos de organismos marinos, como conchas y corales, que han sido depositados en la costa por las corrientes oceánicas. Esta característica le da a la arena un color y textura únicos que la distinguen de otras áreas de arena alrededor del mundo, agregando otra atracción para los visitantes que buscan algo diferente.
El espacio natural de Maspalomas se divide en tres zonas: las dunas, la laguna y el palmeral. Aunque cada uno tiene sus propias características ecológicas, juntos forman un ecosistema interconectado. La Charca de Maspalomas, por ejemplo, es un humedal que se convierte en refugio temporal de aves migratorias, lo que aumenta aún más la importancia ecológica del lugar, siendo un punto de gran interés para los amantes de la naturaleza.
Faro de Maspalomas, el más antiguo de Canarias
Uno de los principales monumentos de esta zona es el Faro de Maspalomas, que data de 1890 y es el más antiguo de Canarias. Este faro ha sido reconvertido en centro cultural y es el punto de partida de una ruta a pie de dificultad baja. El recorrido, de aproximadamente siete kilómetros ida y vuelta, permite al visitante explorar en profundidad este fascinante paisaje dunar, siguiendo los pasos de quienes lo han recorrido antes.