Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar su experiencia y para mostrar anuncios (si los hay). Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros como Google Adsense, Google Analytics, Youtube. Al usar el sitio web, usted consiente el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de Privacidad. Por favor, haga clic en el botón para consultar nuestra Política de Privacidad.

¿Qué repercusiones tiene la rivalidad China-EE.UU. en el comercio internacional?

https://es.eltcncmachine.com/Content/uploads/2022103019/20220623113031f3498e14f43c427e8dad49691d10b280.png

¿De qué manera influye la competencia entre China y EE.UU. en el comercio global?

La rivalidad entre China y Estados Unidos ha transformado el panorama del comercio internacional de manera notable. Lo que comenzó como diferencias comerciales y económicas ha evolucionado a una lucha geopolítica que afecta cadenas de suministro, acuerdos comerciales y la estabilidad de los mercados globales. Este ensayo explora cómo esta competencia creciente genera impactos profundos, revelando ejemplos tangibles, datos recientes y el modo en que terceros países y empresas han debido adaptarse.

Tensiones comerciales: el epicentro del conflicto

Desde el año 2018, las disputas arancelarias entre ambos países inauguraron una era de incertidumbre. El gobierno estadounidense, bajo la administración Trump, implementó aranceles a productos chinos valorados en cientos de miles de millones de dólares, alegando prácticas comerciales desleales y robo de propiedad intelectual. China respondió con medidas similares. Según la Oficina del Representante Comercial de EE.UU., para 2020 más de 360.000 millones de dólares en bienes chinos estaban sujetos a nuevos aranceles, afectando desde productos electrónicos hasta maquinaria y semiconductores.

Ejemplo específico: La aplicación de tarifas sobre productos como el acero, aluminio y tecnología causó alteraciones en los flujos comerciales internacionales. Los proveedores buscaron nuevas rutas, y naciones del sudeste asiático como Vietnam, Malasia y Tailandia vieron un boom exportador al atraer partes de las cadenas de suministro que se trasladaron desde China.

Cadenas de suministro fragmentadas

El temor a la dependencia excesiva de China en sectores estratégicos, como los semiconductores y los minerales raros, llevó a Estados Unidos y sus aliados a fomentar la reubicación de fábricas y plantas. El concepto de desacople (separación de economías) tomó fuerza, promoviendo la diversificación de proveedores y la construcción de nuevas infraestructuras industriales en otros países.

Repercusión en el sector tecnológico: Estados Unidos estableció limitaciones a compañías chinas como Huawei y ZTE, restringiendo su acceso a elementos esenciales estadounidenses como microprocesadores de última generación. Esta acción no solo impactó a las empresas chinas, sino también a las firmas occidentales que dependen de suministros asiáticos, forzándolas a reestructurar productos y a explorar opciones en mercados menos eficientes o más onerosos.

Convenios comerciales alternativos y alianzas emergentes

En respuesta a las tensiones bilaterales, China y EE.UU. han consolidado conexiones con distintas regiones. Beijing ha promovido la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), un acuerdo de libre comercio que involucra a 15 naciones de Asia-Pacífico, creando el bloque comercial más grande del mundo. Por otro lado, Estados Unidos fortalece su cooperación mediante el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC) y está en proceso de revitalizar acuerdos con la Unión Europea e India.

Los datos estadísticos son claros: de acuerdo con la Organización Mundial del Comercio (OMC), entre 2018 y 2022, los intercambios directos entre EE.UU. y China se redujeron en un 15%, mientras que el comercio entre China y el sudeste asiático creció un 25%, y EE.UU. incrementó sus importaciones desde México en un 18%.

Efecto en economías incipientes y naciones en crecimiento

El efecto dominó de la rivalidad chino-estadounidense repercute ampliamente en los países en desarrollo, que ven oportunidades y riesgos. Algunas naciones han capitalizado la relocación de empresas, transformándose en polos manufactureros. Ejemplo de ello es Vietnam, país cuya exportación de productos electrónicos se duplicó en cinco años. Sin embargo, la volatilidad de esta situación implica una dependencia frágil: basta un nuevo episodio de tensiones o sanciones para alterar el equilibrio.

En cambio, las naciones latinoamericanas que exportan recursos naturales, como Brasil, Argentina o Chile, han enfrentado presiones para ajustar sus alianzas diplomáticas o ampliar sus mercados debido al miedo a sanciones o limitaciones comerciales.

Avances, tecnología y competencia por el liderazgo digital

El comercio internacional actual no solo se define en términos de bienes físicos, sino también en el dominio tecnológico. China aceleró la estrategia Made in China 2025 y avanzó en redes 5G, inteligencia artificial y baterías eléctricas. La presión estadounidense para limitar la transferencia tecnológica busca frenar esta proyección, promoviendo esquemas de protección de patentes, incentivando la producción local y robusteciendo alianzas científicas con Europa y Japón.

Ejemplo reciente: La limitación en la venta de chips de última generación a compañías chinas impacta la fabricación mundial de teléfonos inteligentes, computadoras y vehículos eléctricos, afectando no solo el intercambio comercial entre dos naciones, sino también la oferta y el costo global de dispositivos tecnológicos.

Reacciones empresariales y adaptación del sector privado

Multinacionales como Apple, Tesla y Samsung han modificado sus estrategias de abastecimiento, adoptando modelos China+1: mantienen operaciones en China, pero incrementan inversiones en otras regiones para reducir riesgos. Paralelamente, firmas chinas diversifican mercados y establecen plantas en Medio Oriente, África y América Latina, como parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

La incertidumbre regulatoria acarrea sobrecostos: sectores como la moda, farmacéutico y automotriz enfrentan mayores gastos logísticos y barreras técnicas, que a menudo se trasladan al consumidor final.

Modificaciones en las tendencias de inversión a nivel mundial

El flujo de inversión extranjera directa también refleja la tensión. Los datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) muestran una reducción de más del 40% en la inversión directa entre China y EE.UU. en la última década, al tiempo que se incrementan los capitales trasnacionales en India, México y Europa del Este.

Esto propicia un nuevo mapa geoeconómico, en el que el poder se redistribuye y las economías intermedias asumen mayor relevancia como centros de manufactura, logística y servicios.

Reflexión sobre el nuevo orden comercial internacional

El enfrentamiento estratégico entre China y Estados Unidos está cambiando las normas establecidas, impactando en las instituciones internacionales, frenando iniciativas de reforma y dificultando la colaboración multilateral. Entidades como la OMC y el G20 están viendo limitadas sus capacidades para resolver los conflictos entre estas dos potencias.

El escenario emergente, definido por la multipolaridad, un proteccionismo selectivo, rápidos avances tecnológicos y un examen más minucioso de las cadenas de valor, está modificando las prioridades de las empresas y los gobiernos. Los retos ofrecen la posibilidad –y la obligación– de ajustarse con flexibilidad e ingenio, previendo una era de cambio en la cual la competencia se transformará en un componente constante e ineludible del comercio internacional actual.

Por Otilia Adame Luevano

También te puede gustar