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Energías limpias marcan 2024

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Para el año 2024, el cambio hacia fuentes energéticas limpias alcanzó un importante punto de inflexión a nivel mundial. De acuerdo con cifras recientes de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), un 92% de toda la nueva capacidad eléctrica instalada durante el año provino de energías renovables. Este notable incremento demuestra un progreso sin precedentes en la utilización de energías limpias, a pesar de la continua inestabilidad geopolítica y las reducciones de presupuesto en proyectos de cooperación internacional. Con un volumen de capacidad eléctrica similar a la combinación de Brasil y Japón, este desarrollo confirma que la transición energética no solo es viable, sino que se está acelerando de manera irreversible.

El calentamiento global sigue siendo uno de los desafíos más apremiantes que enfrenta la humanidad. Ante esta realidad, impulsar el desarrollo de energías renovables se perfila como una de las soluciones más fundamentales y efectivas. En este escenario, el 16º Diálogo de Petersberg sobre el Clima, llevado a cabo en Berlín, se enfocó en abordar los desafíos y las oportunidades que conlleva la crisis climática. Más de 40 ministros y líderes internacionales se juntaron para discutir, resaltando la urgencia de acelerar las acciones para combatir el calentamiento global. A pesar de la incertidumbre y las tensiones políticas internacionales, se destacó la importancia de continuar los esfuerzos por disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.

António Guterres, Secretario General de la ONU, subrayó que, pese a las adversidades, no se puede retrasar la acción climática. Durante su intervención, Guterres resaltó que las energías renovables no solo ayudan a combatir el cambio climático, sino que también impulsan el crecimiento económico, crean empleo y mejoran la calidad del aire. Un buen ejemplo de esto es la notable reducción en los precios de las tecnologías limpias en los años recientes: desde 2010, el costo de la energía solar ha bajado un 90%, mientras que el de la energía eólica ha disminuido un 60% en el mismo lapso.

El Secretario General de la ONU, António Guterres, enfatizó que, a pesar de las dificultades, la acción climática no puede ser postergada. En su intervención, Guterres destacó que las energías renovables no solo contribuyen a frenar el cambio climático, sino que también son un motor para el crecimiento económico, la generación de empleo y la mejora de la calidad del aire. Un claro ejemplo de esto es la drástica reducción de los costos de las tecnologías limpias en los últimos años: la energía solar ha disminuido su costo en un 90% desde 2010, mientras que la energía eólica ha experimentado una caída del 60% en el mismo periodo.

Con el fin de lograr el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C, los países deberán revisar sus compromisos climáticos antes de septiembre de 2025. La ONU ha llamado a las principales economías del mundo, especialmente a las naciones del G20, a encabezar los esfuerzos para disminuir las emisiones globales en un 60% para 2035. Este esfuerzo debe ser guiado por principios de equidad y justicia climática, asegurando que los países más pobres y vulnerables no sean relegados.

Para alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C, los países deberán actualizar sus compromisos climáticos antes de septiembre de 2025. La ONU ha instado a las economías más grandes del mundo, particularmente a las naciones del G20, a liderar los esfuerzos para reducir las emisiones globales en un 60% para 2035. Este esfuerzo debe ser guiado por principios de equidad y justicia climática, de manera que no se dejen atrás a los países más pobres y vulnerables.

Uno de los temas clave discutidos durante el Diálogo de Petersberg fue la necesidad de financiar una transición ecológica justa. Para ello, la ONU propone movilizar 1,3 billones de dólares anuales hasta 2035, duplicando los fondos destinados a la adaptación climática, con un objetivo mínimo de 40.000 millones de dólares al año. Además, se hizo un llamado a aumentar las contribuciones al Fondo de Pérdidas y Daños, que busca apoyar a los países más afectados por los impactos del cambio climático.

Por Otilia Adame Luevano

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